¿Está Colombia preparada para la transición hacia la movilidad eléctrica?

En los últimos años, el sector automotriz en Colombia ha vivido una transformación por cuenta de la introducción y expansión de la movilidad eléctrica. Esta evolución no solo refleja un cambio en la preferencia del consumidor y la creciente preocupación por el medioambiente, sino también un ajuste estratégico de las políticas gubernamentales y las inversiones de las empresas automotrices.

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En un esfuerzo por demostrar la viabilidad y los beneficios de la movilidad eléctrica, el 25 de mayo se realizó una caravana bajo el lema "El camino de la revolución eléctrica". Un evento que permitió poner sobre la mesa la discusión en torno a la electromovilidad, los avances y los principales desafíos que enfrenta esta industria en el país.

Hablamos con Claudia Guerrero, periodista especializada en el sector automotriz y directora de la revista All Engine, sobre el impacto y los retos de esta transición hacia la movilidad eléctrica en Colombia.

El mercado de la movilidad eléctrica en Colombia

Colombia, como muchos otros países en el mundo, enfrenta el reto de transformar su parque automotor hacia opciones más limpias y eficientes. En este contexto, el crecimiento del sector de vehículos eléctricos (VE) ha sido notable. Según cifras del sector, las ventas de estos vehículos han experimentado un incremento del 12% en comparación con el año anterior. Un dato no menor que refleja una tendencia al alza y que habla del cambio significativo en la percepción y la adopción de tecnologías limpias por parte de la industria y los consumidores.

Este interés ha sido impulsado principalmente por las ventajas económicas que ofrecen los EV. Según Guerrero, el mantenimiento de un vehículo eléctrico puede ser hasta un 70% más económico que el de uno de combustión interna. Además, el costo por kilómetro recorrido es menor, lo que los convierte en una opción atractiva tanto para el bolsillo como para el planeta.

“Lograr que todo el parque automotor en Colombia fuera 100% eléctrico sería totalmente positivo para la sociedad: a menor contaminación del aire, mejor salud, menor estrés y, por ende, mayor calidad de vida. Y menores costos operativos", afirma.

Y es que este interés se ha visto reflejado en la creciente participación de diversas marcas, tanto nacionales como internacionales, en el mercado colombiano de movilidad eléctrica. "Actualmente, contamos con entre 25 y 30 marcas que comercializan vehículos 100% eléctricos en el país, enfocándose exclusivamente en vehículos particulares", afirma Guerrero.

Esta diversificación de la oferta ha sido posible gracias a la visión a largo plazo de empresas establecidas que han integrado modelos eléctricos en sus líneas de producción desde hace años, además de nuevas marcas que se especializan en esta tecnología.

La marca china BYD, por ejemplo, ha sido particularmente destacada en el mercado colombiano. Desde su llegada en 2019, se ha posicionado como líder en ventas de vehículos eléctricos en el país, ofreciendo modelos de alta calidad que han capturado la atención del consumidor colombiano.

Incentivos gubernamentales y beneficios económicos

Uno de los pilares para el crecimiento del mercado de VE en Colombia ha sido la implementación de diversos incentivos gubernamentales que buscan fomentar la adopción de esta tecnología. Guerrero destaca que los incentivos no solo benefician a los compradores finales, sino también a las empresas del sector. "Existe una reducción significativa en el IVA para los vehículos eléctricos, que pasa del 19% en vehículos convencionales a solo el 5%", explica.

Además, los propietarios de vehículos eléctricos disfrutan de tarifas reducidas en impuestos de rodamiento y seguros, así como descuentos en la revisión tecnomecánica y en los costos de mantenimiento debido a la simplicidad mecánica de estos vehículos.

Desde la perspectiva del usuario, los beneficios económicos son claros. Los vehículos eléctricos ofrecen un ahorro considerable en el costo de combustible. "El coste de recargar un vehículo eléctrico es hasta un 70% más económico que abastecer un vehículo con combustible fósil", indica Guerrero.

Este factor, combinado con menores costos de mantenimiento y tasas impositivas, hace que la propiedad de un VE sea económicamente atractiva a largo plazo.

Percepciones y mitos

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, existen temores y dudas significativas alrededor de los EV. Estos miedos se centran principalmente en la infraestructura de carga, la durabilidad y el ciclo de vida de las baterías, la compatibilidad entre diferentes cargadores y, sobre todo, las implicaciones económicas a largo plazo de invertir en un vehículo eléctrico. Las preocupaciones adicionales incluyen el miedo a la obsolescencia tecnológica y las incertidumbres sobre la seguridad de las baterías.

Uno de las discusiones más recurrentes frente a la adopción de movilidad eléctrica en Colombia es la percepción de que estos pueden ser más contaminantes que los vehículos convencionales debido a los procesos de fabricación y los materiales utilizados. Aunque es cierto que la fabricación de vehículos eléctricos puede involucrar emisiones significativas, Guerrero destaca que el impacto total sobre el medioambiente tiende a ser menor a lo largo de la vida útil del vehículo debido a la ausencia de emisiones directas y la eficiencia energética mejorada.

Además, existe un mito persistente de que los vehículos eléctricos son inherentemente peligrosos o propensos a incendiarse. Si bien han habido incidentes aislados, los vehículos eléctricos son, en general, tan seguros o más que sus contrapartes de combustión interna, según múltiples estudios y evaluaciones de seguridad vehicular.

¿Qué desafíos enfrenta la movilidad eléctrica en Colombia?

Por otro lado, y a pesar de distintos avances que ha mostrado la electromovilidad, su adopción en Colombia presenta varios desafíos. Uno de los principales es la infraestructura de carga insuficiente, especialmente en áreas rurales y ciudades menores. Aunque el número de estaciones de carga ha aumentado, su distribución sigue siendo desigual, lo que limita la movilidad de los usuarios de vehículos eléctricos fuera de los principales centros urbanos.

Sobre este punto, Guerrero resalta el trabajo que están haciendo las marcas que venden los vehículos eléctricos para fortalecer estas redes de carga. “Están instalando sus cargadores para que los compradores de sus marcas tengan donde llegar y cargar el vehículo cuando lo necesiten (…) para que cada día la infraestructura de carga crezca” comenta.

Sin embargo, también resalta que la infraestructura de carga está creciendo de acuerdo con la venta de los vehículos eléctricos.

Otro desafío significativo es el costo. Para Guerrero, los costos asociados a los VE siempre han sido superiores a los vehículos de combustión, lo que los ha hecho menos accesibles para la mayoría de los colombianos. Sin embargo, el panorama hoy ha cambiado mucho, logrando precios mucho más competitivos. “Hay algo importante aquí y es que los vehículos eléctricos cada vez su precio se acerca más a los vehículos tradicionales (…) Ahora ya tenemos vehículos en el mercado que podemos decir que incluso están a mejor precio que sus equivalentes con motores convencionales” comenta Guerrero.

La vida útil de las baterías y las preocupaciones relacionadas con su recambio y reciclaje también generan dudas entre los consumidores. La incertidumbre sobre qué hacer cuando la batería alcanza el fin de su vida útil puede hacer que potenciales compradores duden antes de invertir en un VE.

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Sobre este punto, Guerrero resalta la importancia de desarrollar infraestructuras y programas que gestionen el ciclo de vida de las baterías de manera sostenible. "En Colombia, se están empezando a implementar iniciativas que permiten el reciclaje y la reutilización del 97% de los componentes de las baterías usadas", comenta. Estas medidas son cruciales para mitigar el impacto ambiental y asegurar un desarrollo sostenible del sector.

Visión a futuro

Mientras el mundo se mueve hacia una reducción de vehículos de combustión interna, Colombia enfrenta desafíos únicos. Karol García, directora de la Cámara de la Industria Automotriz de la ANDI, señala que el parque automotor colombiano tiene una edad promedio de 21 años, una de las más altas en Latinoamérica.

Según García, es imperativo legislar para renovar el parque automotor y alinear estas políticas con las declaraciones de los fabricantes de automóviles, que proyectan dejar de producir vehículos de combustión interna entre 2030 y 2035.

A pesar de los desafíos, Guerrero enfatiza la necesidad de mantener una visión equilibrada. "No se trata de despreciar los vehículos con motor a combustión, sino de reconocer los esfuerzos realizados por los fabricantes para reducir las emisiones y mejorar la eficiencia de estos vehículos", afirma.

Finalmente, concluye que la transición a los vehículos eléctricos debe ser gradual, teniendo en cuenta tanto los avances tecnológicos como los aspectos socioeconómicos y ambientales.

Sin duda, la revolución de los vehículos eléctricos en Colombia es un reflejo de un movimiento global hacia una movilidad más sostenible. Con el apoyo de políticas gubernamentales, la innovación tecnológica de las marcas y una creciente conciencia ambiental, Colombia está pavimentando el camino hacia un futuro más verde. Sin embargo, para que esta transición sea exitosa y sostenible, es crucial abordar de manera integral los desafíos asociados, como la gestión del impacto ambiental y el desarrollo de infraestructuras adecuadas.

Solo así será posible asegurar que los beneficios de la electromovilidad se extiendan a toda la sociedad colombiana, contribuyendo a un entorno más saludable y una economía más robusta.