General Motors cierra sus operaciones de manufactura en Colombia y Ecuador

General Motors ha anunciado el cierre de sus operaciones de manufactura en Colombia y Ecuador, un movimiento que marca un cambio significativo en su estrategia regional y que tiene un impacto directo en la economía y el empleo local.

---

General Motors ha decidido cerrar sus plantas en Colombia y Ecuador, países donde ha mantenido una presencia histórica significativa. Esta decisión, motivada por desafíos económicos y cambios en la demanda del mercado, repercute directamente en los empleados locales y en la cadena de suministro.

Tras casi 70 años de operaciones en Colombia, la emblemática planta de Colmotores cesará sus actividades de manufactura de manera inmediata, mientras que la planta GM OBB en Ecuador concluirá operaciones a finales de agosto.

Pero ¿cuáles son las razones detrás de esta decisión y cómo impacta a la industria automotriz en la región?

General Motors en Sudamérica

General Motors ha sido un pilar de la industria automotriz en Colombia desde la inauguración de su planta de Colmotores en 1956. Durante años, esta planta no solo ha sido un centro de producción clave para GM en la región, sino que también ha contribuido significativamente al desarrollo económico local, proporcionando empleo a miles de trabajadores y fomentando el crecimiento de una vasta red de proveedores y distribuidores.

De forma similar, en Ecuador, la planta GM OBB completó casi 50 años de operaciones. Según informó la empresa, del total de vehículos ensamblados en el país para 2023, que alcanzaba los 21.789, 51 % correspondía a GM OBB.

La empresa jugó un papel crucial en el ensamble y distribución de vehículos Chevrolet, adaptados a las necesidades y expectativas del mercado ecuatoriano. La operación en Ecuador, aunque más pequeña comparada con la de Colombia, igualmente formó una parte importante de la estrategia de GM para América Latina.

¿Por qué se va General Motors de Colombia y Ecuador?

La decisión de cerrar estas plantas no fue repentina ni arbitraria. Por el contrario, responde a las condiciones del mercado de los dos países que se han vuelto un desafío para la compañía.

En el caso de Colombia, a pesar de un impresionante crecimiento del 51 % en ingresos en 2022, alcanzando 3,6 billones de pesos, y una utilidad neta que se incrementó en más del 300 %, la planta operaba solo al 9 % de su capacidad. Este bajo margen de utilidad en relación con las ventas y el limitado uso de su capacidad instalada reflejan los desafíos que enfrentaba la empresa, incluyendo un mercado cambiante y una demanda decreciente en sectores tradicionales de vehículos de combustión.

---

Leer más: México suspende Incentivos para fabricantes chinos de VE: ¿qué rol juega EE. UU.?

---

En 2022, GM Colmotores anunció una inversión de 50 millones de dólares para modernizar su planta de producción de vehículos livianos, con planes de ensamblar el Chevrolet Joy y alcanzar una producción de 35.000 unidades anuales.

Sin embargo, el declive abrupto en las ventas en 2023, que vio una caída del 29 % en vehículos nuevos vendidos en Colombia, dejó estas ambiciones en suspenso, destacando la volatilidad y los desafíos del mercado.

Además, la Encuesta Mensual Manufacturera reveló caídas consecutivas durante 12 meses en producción, ventas y empleo en el sector, con la industria de fabricación de vehículos mostrando reducciones superiores al 60 %. Estos datos reflejan problemas locales y globales por cuenta de la disminución en la demanda y los cambios en las preferencias de los consumidores hacia vehículos más ecológicos y tecnológicamente avanzados.

La situación de Ecuador es algo similar. Según la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador, las ventas en 2023 experimentaron una caída del 2 % con respecto al año anterior, pasando de 135.250 unidades vendidas en 2022 a 132.402 en 2023. Esta tendencia descendente continuó en el primer trimestre de 2024, con una venta de 31.810 vehículos comparado con 35.103 en el mismo periodo de 2023.

Según datos proporcionados por la Cámara de la Industria Automotriz de Ecuador (Cinae), la planta de ensamblaje fue capaz de producir 54.174 unidades en 2010. Sin embargo, para 2023, la producción se había concentrado únicamente en el D-Max, con un descenso de casi el 80 % comparado con la producción de 2010.

Con esto, la planta de OBB estaba operando a un 13 % de su capacidad instalada. Esta subutilización señala a desafíos significativos en términos de eficiencia y rentabilidad.

Implicaciones económicas y laborales

El cierre de estas plantas tiene profundas implicaciones económicas y sociales. La industria automotriz es un pilar importante en la economía debido a su capacidad para generar empleo y atraer inversiones extranjeras. En el caso de Colombia, según la Cámara de la Industria Automotriz de la ANDI, este sector ha generado más de 357.000 empleos directos e indirectos y ha atraído significativas inversiones extranjeras en la última década.

Con el cierre de las plantas, cerca de 800 trabajadores en Colombia se verán directamente afectados. General Motors ha anunciado que se adherirá a la normatividad laboral vigente para gestionar despidos colectivos, prometiendo beneficios que superan los mínimos legales y un plan de reubicación laboral. A pesar de estas medidas, el impacto en el tejido social y económico será notable, especialmente en un contexto donde la estabilidad laboral es cada vez más precaria.

En el caso de Ecuador, David Molina, presidente de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae), informó que la industria emplea aproximadamente a unas 300 personas en el país. De igual forma, se espera que los esfuerzos por parte de GM ayuden a mitigar las consecuencias para sus empleados a través de medidas compensatorias y de apoyo.

Impacto en el mercado y la cadena de suministro

Pero hay un factor adicional que preocupa al sector: la industria de autopartes y la cadena de suministro. En Ecuador, aproximadamente 50 empresas fabricantes de autopartes que abastecen a la industria ensambladora se verán afectadas. De estas, al menos 25 son proveedores directos de GM OBB. Además, existen proveedores indirectos que, aunque no suministran directamente a GM, dependen significativamente de la cadena de valor generada por la presencia de grandes ensambladoras como GM en la región.

Indima, que proporciona sistemas de escape y partes de la carrocería para la D-Max, es un ejemplo claro de cómo una empresa puede ser vulnerable a los cambios en la estrategia corporativa de un gigante como General Motors.

Las ventas de estas piezas a GM representan entre el 40 y el 50 % de las ventas anuales de Indima, una cifra no menor que subraya la dependencia de esta compañía hacia un único cliente principal.

En el caso de Colombia, el panorama es el mismo. El cierre de la fábrica afecta a una amplia red de proveedores locales. Diferentes empresas que suministraban componentes críticos a GM Colmotores enfrentan incertidumbre sobre su futuro, con un impacto considerable en sus operaciones y empleo. Esta situación subraya la interdependencia de las grandes manufacturas y sus cadenas de suministro locales.

Un nuevo enfoque: comercialización y tecnología avanzada

A pesar de cerrar sus operaciones de fabricación, General Motors no tiene planes de abandonar completamente estos mercados. La compañía mantendrá una presencia comercial sólida en ambos países a través de su red de concesionarios y la venta de vehículos importados.

La estrategia a futuro de GM para Colombia y Ecuador se centrará en la comercialización de vehículos con tecnologías avanzadas y servicios posventa. Este cambio está alineado con una tendencia global en la industria automotriz hacia vehículos más ecológicos y tecnológicamente avanzados, como los eléctricos y autónomos. Según Shilpan Amin, presidente de GM Internacional, esta transición es fundamental para "impulsar la transformación de la industria hacia un futuro sin emisiones".

Por otro lado, Santiago Chamorro, presidente y director general de GM Sudamérica, mencionó que GM exploró varias opciones para determinar la estrategia más sostenible en el mercado actual. Esta evaluación incluyó el análisis de tecnologías emergentes, preferencias del consumidor y condiciones del mercado local, con un enfoque particular en cómo integrar eficientemente la tecnología de punta y la conectividad OnStar en su oferta de productos.

OnStar, conocido por sus servicios de seguridad, protección, navegación y conexión en vehículos GM, representa un valor agregado significativo que GM busca aprovechar en sus estrategias de comercialización.

La industria automotriz en transición

Vale la pena recordar que el caso de GM no es el único en la industria automotriz. Fabricantes de todo el mundo están reevaluando sus operaciones frente a los imperativos económicos y ambientales.

La transición hacia vehículos eléctricos y la automatización de la producción son tendencias que están remodelando el paisaje industrial global. En este contexto, América Latina enfrenta el desafío de atraer inversiones que no solo busquen aprovechar la mano de obra local y los incentivos fiscales, sino que también contribuyan al desarrollo tecnológico y sostenible de la región.

En el caso de Colombia, la salida de GM de la producción deja a Renault como el único gran fabricante que continúa con el ensamblaje de vehículos en el país. Ecuador, por su parte, se queda con CIAUTO, a cargo de la producción de vehículos de Great Wall y Shineray, y Aymesa, responsable de los vehículos Kia y Hyundai.

Esta nueva configuración del mercado podría alterar la dinámica competitiva, posiblemente beneficiando a estas empresas en términos de cuota de mercado. Sin embargo, también plantea preguntas sobre su capacidad para satisfacer la demanda local y sobre los efectos en los precios y la disponibilidad de vehículos.

El cierre de las plantas de fabricación de General Motors en Colombia y Ecuador señala el fin de una era y el comienzo de otra. Mientras que la decisión refleja las dificultades y los cambios en la industria automotriz global y local, también abre un camino hacia la innovación y la adaptación necesarias en un mundo que prioriza cada vez más la tecnología avanzada y la sostenibilidad ambiental.

Para los trabajadores, las comunidades y los países afectados, el desafío será aprovechar las oportunidades que surgen de estas transformaciones para fomentar un desarrollo económico que sea tanto inclusivo como innovador.